Manuel Lozano "El Carbonero"

  • Manuel Lozano Gómez "El Carbonero" es jerezano de pura cepa, nacido en el antiguo barrio de Santiago en 1.949, en el seno de una familia de hondo sentir flamenco. Ha sido profesor de guitarra flamenca desde hace casi 30 años. Él es, sin lugar a dudas, uno de los profesores más conocido de la guitarra flamenca en Jerez. Parece como si casi todos los mejores guitarristas jóvenes de Jerez han estudiado con él en un momento u otro.

    El padre de Manuel, Eduardo "El Carbonero de Jerez", fue un cantaor que tenía un negocio de carbón, de ahí el apodo. Cantó sobre todo saetas, aunque también dominaba otros palos de flamenco.

    Manuel inicialmente comenzó a cantar a una edad temprana, pero a la edad de 17 años su padre le compró una guitarra y desde ese momento estudió con el virtuoso y mítico profesor Rafael del Águila, que era barbero en la Plaza Arenal de Jerez. Rafael también enseñó a grandes figuras como José Luis Balao, Parrilla de Jerez, Paco Cepero, Gerardo Núñez, Niño Jero y Antonio Jero.

    Manuel tuvo la suerte de tocar con cantaores como El Viejo Agujetas, Tío Borrico, Terremoto, y algunos artistas menos conocidos de Jerez, como El Berza y Juanata.


    Entrevista a Manuel Lozano "El Carbonero"

    Rodeado de fotos legendarias y en las que comprobamos su amplia dedicación, Manuel Lozano 'El Carbonero' cultiva diariamente y desde hace casi cuarenta años el toque de Jerez en su academia de la calle San Miguel. Cualquiera es bien acogido en su pequeño templo, independientemente de su lugar de orígen, allí sólo se profesa una religión, el culto a la sonanta

    ¿De dónde le viene a usted la afición por la guitarra?

    Me viene por la afición que tenía mi familia por el flamenco, bueno más que nada por mi padre, que era cantaor, porque el resto de la familia no cantaba. él ha pasado a la historia como saetero pero él fue cantaor flamenco y vivió de esto. Yo, siguiendo los pasos de mi padre, empecé cantando pero luego cuando eché el cuerpo me dio verguenza. Un día mi padre me puso una guitarra por Reyes y empecé a tocar.

    Y a partir de ahí inicia su carrera...

    Claro, recuerdo que las primeras clases las di con Manolo Ferrer, que tocaba la guitarra en la Sección Femenina antigua. Eso era un grupo de folcklore que había en la época. Con él di unas clases y cuando mi padre creyó oportuno me llevó a dar clases con Rafael del Águila, que fue mi profesor. Yo tenía entonces 17 años y desde esa fecha llevo dedicado a esto de manera profesional.

    ¿Y cómo fueron sus primeros pasos?

    Bueno, en primer lugar tengo que decir que la guitarra de aquellos tiempos tenía menos exigencia que la de ahora, era menos técnica. Yo aprendía a la vez que iba a fiestas y me ganaba la vida con mi padre. Ahora es diferente porque cuando el niño toca ya tiene más nivel, antes como había menos guitarristas y menos recursos, no había internet ni nada de eso, la enseñanza era más a largo plazo. La ventaja es que habíamos menos y que aprendíamos en las fiestas particulares. Antes de aprender a tocar habíamos escuchado cante y sabíamos de qué iba la cosa, mientras que ahora ocurre lo contrario. El niño aprende a tocar y cuando ya sabe tocar quiere aprender a acompañar el cante sin haberlo oído antes, y eso es muy complicado. Quieren correr más de la cuenta y como no tienen cultura de haber oído flamenco, ni en vivo ni en discos porque los jóvenes no ponen a Tío Borrico, por decir algo, pues es difícil.

    Porque antes era todo más vivencial y eso se ha perdido...

    Sí, recuerdo que iba a las ferias con mi padre a buscarme la vida, que era con la guitarra encima y tratando de encontrar un sitio donde cantar. Nosotros siempre íbamos con Manolito Jero, el padre de Periquín, y con propio Periquín, que estaba conmigo en las clases de Rafael del Águila. Fíjate si era yo tímido que me daba verguenza llevar la guitarra por la calle, por eso se la daba a Periquín, que era mucho más lanzado que yo. Con mi guitarra íbamos los cuatro, ya fuese a Jerez, a Rota, a El Puerto o a Sevilla.

    ¿En qué ha contribuido la figura de Manuel Lozano 'El Carbonero' a la hora de mantener el toque de Jerez?

    Siempre digo que uno no puede estar tanto tiempo engañando a la gente y yo llevo desde el año 75 dando clases. Tengo una metodología afianzada y fija y trato de mantener el toque de Jerez, en mantener la forma. Si he contribuido o no eso lo dirá el tiempo, aunque a mí me gusta seguir una línea y sobre todo mantener lo bueno que tiene la guitarra de Jerez. Evidentemente, uno no puede quedarse anclado en el tiempo porque los tiempos corren y el nivel es cada vez más alto. La guitarra es música y uno no puede tocar siempre lo mismo, debe tener un abanico de posibilidades para distintos cantaores o para que aprendan distintos alumnos. Voy a poner un ejemplo, no es lo mismo tocarle al Perro de Paterna que a Terremoto, son dos cantaores diferentes. La musicalidad que le daba al cante el Perro de Paterna no es la misma que la de Terremoto. Eso lo he conseguido adaptar a mis clases, y bueno, si he contribuido o no eso lo dirá el tiempo.

    Sebastián Núñez, Rafael del Águila, Javier Molina fueron los precursores del toque tradicional de Jerez, ¿qué tiene ese toque que lo diferencia del resto?

    Es un aire diferente a lo demás y bajo mi punto de vista se ha localizado no a través de los años de Rafael del Águila o Sebastián Núñez, creo que se ha afianzado a través de los años de Javier Molina. El toque de Jerez tiene sus inicios ahí y es en esa época en la que echa raíces pero para mí el verdadero toque de Jerez arranca con Manuel Morao. Después de él ese toque se ha localizado musicalmente y cuando escuchas tocar a un guitarrista, por la forma y ese aire que digo, automaticamente dices 'éste es de Jerez'. Se nota la diferencia entre guitarristas de otros puntos y los de Jerez.

    ¿Y por qué no se le ve más a menudo en su faceta como tocaor? ¿Se ha centrado exclusivamente en la enseñanza?

    Lo voy a explicar. Mi trayectoria profesional a nivel de guitarrista en Jerez está ahí y he tocado a los antiguos y a los de ahora y he hecho festivales por un tubo. Lo que pasa es que los tiempos van cambiando, la gente joven viene con fuerza y uno pasa a un segundo plano. Además, en mi caso he llevado dos actividades de lo mismo, profesor y guitarrista profesional y eso al final te pasa factura porque en algunos sitios se decantan por una cosa u otra. ¿Por qué? Pues no lo sé, eso lo dejo entre comillas, no sé si serán intereses o no sé por qué. En Jerez, por ejemplo, me han encasillado en ser profesor y parece que como guitarrista no existo. Para mí es un lujo ser profesor, y no es fácil, pero cuando una persona está todavía en activo lo que quiere es que de vez en cuando se acuerden de ti las entidades o los organismos. Pero bueno, tampoco me quejo porque actualmente el trabajo falta por todos los sitios.

    Con esa dilatada carrera profesional, ¿ha habido algún momento que se le ha quedado marcado especialmente?

    Hombre, ha habido muchos, pero uno de ellos fue una vez que acudí a tocar a Puerto Real, a un festival, y no sabía que aquello era también un concurso, porque yo nunca he concursado. Sin saberlo me dieron un premio a la mejor guitarra (risas). Para mí, lo que más me enorgullece como artista es haber acompañado a todo tipo de cantaores, a gente como Terremoto, como Sordera, Tío Borrico y tantos otros. Para mí era muy fuerte acompañar a esos genios, eran gente que había oído en discos y que de buenas a primeras compartieras un cartel con ellos suponía un orgullo. Te voy a contar una anécdota. Una vez fuimos a Sevilla a una fiesta y se me puso un viejo al lado mía. Cuando lo escuché cantar me llamó mucho la atención por su forma de cantar y su personalidad, era muy dicharachero. Era El Chozas y eso ahora, cuando uno echa la vista atrás te hace sentirte orgulloso. Cuando eres joven no valoras lo que haces pero yo he tenido la suerte de tocarle a cantaores maravillosos y eso es un lujo. Yo siempre se lo digo a mis alumnos que si alguna vez acompañan a alguien que cante bien, ya no digo que sea artista, que se le quede grabado porque el día de mañana se acordarán.

    Es algo que no está al alcance de cualquiera...

    Es verdad, tener al lado a cantaores como Camarón, Chocolate, El Arenero, Pies de Plomo, Lebrijano o Turronero es algo que para mí se queda y que llevo con orgullo en mi corazón. Quizás en su momento no le das importancia pero conforme pasan los años uno siente que ha formado parte de la historia.

    Después de 30 años impartiendo clases en su academia, ¿qué es lo más difícil en esta faceta?

    Lo más importante de la enseñanza es no adelantarse a los niveles. Si tienes un nivel A no puedes pedir que al segundo mes te ponga bulerías. Cuando se aprende a tocar la guitarra, como todo en la vida, tienes que gatear, andar y caerte y tienes que correr, no puedes saltarte los pasos. En la guitarra es igual, porque en la guitarra, para tocar bien hacen falta coordinar cuatro aspectos, mano derecha, mano izquierda, el aspecto mental y en cuarto lugar, y eso es algo que ya no depende de mí, las condiciones innatas que tenga la persona en cuanto al ritmo, si lo tiene o no lo tiene. Ahí yo lo puedo corregir un poquito, pero si no lo tiene, no lo tiene. Hay personas que a lo mejor técnicamente no abarcan mucho pero sí que rítmicamente son maravillosos. Un 'pone-falsetas' es cualquiera, cualquiera te pone una variación, lo importante es saber adecuar el nivel técnico del guitarrista, a tus velocidades.

    Que alguien de fuera de España llegue a Jerez preguntando por la Academia de Manuel Lozano 'El Carbonero' eso tiene que ser un halago, ¿no?

    Ahora precisamente tengo alumnos de Canadá, Suecia e Israel. Durante todo el año viene gente de los países más insospechados, y además, vienen a tiro hecho. Son personas que vienen informados, y ya no es por internet, porque en internet llevo yo dos días y medio, es por el boca a boca y eso para mí es un orgullo muy grande.

    Centrándonos en lo que es la guitarra actual comprobamos que del absolutismo de la técnica se ha pasado a la búsqueda del matiz, ¿también tiene modas este instrumento?

    Sí que las hay. En los años setenta, ochenta y noventa todo el mundo quería ser Paco de Lucía, todo el mundo quería ser concertista. Afortunadamente, ahora parece que todo está cambiando, se están dando cuenta de que a veces es más difícil acompañar que ser concertista. ¿Por qué? Porque aparte de que no hay conciertos, el guitarrista solista no depende de nadie, puedes hacer lo que quieras que no pasa nada, pero cuando te sometes a la disciplina de un cantaor todo es diferente, debes seguir unos parámetros y eso ya no es tan sencillo.

    De todos los alumnos que ha tenido, ¿ha habido alguno que nada más verlo ya sabía que iba a ser tocaor?

    Ha habido de todo, algunos que tú creías que no y después ha sido que sí y justo lo contrario, gente que tenían cualidades para ser guitarrista pero después no ha llegado. De cualquier manera, la mayoría de las veces no depende de las condiciones, depende de la vida, de la forma e incluso de la suerte. Este es un mundo muy difícil y no todos se adaptan a él. Un ejemplo de ello es Pascual de Lorca. Cuando vino aquí a dar clases lo veía muy poquita cosa, era una persona muy tímida, se conformaba con muy poco y sinceramente, no esperaba que iba a ser guitarrista. Sin embargo, cuando le ponía algo al otro día llegaba y lo hacía perfecto. Luego ha habido otros casos en los que han querido correr más de la cuenta y se han frustrado por ellos mismos, por eso que hemos hablado de que todo el mundo quería ser como Paco de Lucía.

    Usted ha sido un guitarrista muy completo a nivel de acompañamiento, quizás la antítesis al toque de Jerez, al menos de su época, que abarcaba sólo varios palos. ¿Con cuál se queda?

    Eso depende del cantaor o del momento. Sí es verdad que me ha gustado aprender y tocar todo, desde la soleá hasta la milonga, algo que aquí en Jerez no se estilaba demasiado. Ahora, afortunadamente, eso está cambiando y aunque en ocasiones, por ejemplo en el cante, los jóvenes vayan obligados por necesidad del baile en distintas compañías, es bueno saber que algo ha cambiado. Ahora, estoy convencido de que si se quedasen en Jerez no saldrían de los cuatro palos.

    Porque igual que en el cante dicen que para curtirse hace falta pasar por el baile, en la guitarra, ¿es necesario hacerlo también?

    Sí, es fundamental pasar por todos los modelos, tanto acompañar, como tocar para el baile. Pero debe ser pasajero porque si te dedicas toda la vida a acompañar el baile, cuando tienes que acompañar el cante la velocidad del toque se nota. Es fácil distinguir a un guitarrista cuando se pasa toda la vida tocando 'pa' bailar. Yo antes hacía mucho baile y tenía velocidad, pero ahora me gusta más acompañar, estar más centrado y hago determinadas cosas que antes no hacía. Por ejemplo, me gusta tocar con más aplomo y no rellenar tanto los cantes.

    Desde siempre ha llevado el nombre de Jerez por todo el mundo, ¿está en deuda con usted esta ciudad?

    Esa es una pregunta difícil y quizás mi respuesta pueda sonar a queja, que no me gusta. Pienso que desde que abrí la academia promociono la ciudad y creo que Jerez suena mucho gracias a mí. Sin embargo, aquí se dan premios y reconocimientos a gente que bajo mi punto de vista no hacen nada por la ciudad. De cualquier forma, prefiero no pensar demasiado en ello.

    ¿Y la crisis? ¿Cómo la lleva?

    Como todo el mundo, trabajando para seguir adelante. Hay meses buenos y malos, pero no me quejo.

    Con esto de la crisis y el poco trabajo que tienen los artistas, ¿qué opinión le merece que muchos se dediquen a dar clases ante la falta de ingresos y sin estar legalizados?

    Eso es una batalla perdida. En época económica normal es algo que al final te beneficia porque si dan clases en la Peña tal o cual o en la Asociación tal, cuando llevan dos meses acaban viniendo a una academia, la mía o la de otro compañero. El problema llega en épocas de crisis como la de ahora, que se nota el bajón, primero porque la gente no tiene dinero para irse a una academia y segundo porque hay tocaores que ante la falta de trabajo optan por eso. Pero eso es así y desgraciadamente no se puede luchar contra ello.

    Cuéntenos proyectos futuros.

    Bueno, lo más inminente es el Concurso Nacional de la Petenera y luego también voy a hacer una gira con Alberto Sánchez por diferentes ciudades de Alemania. Llevamos ya cuatro años haciéndolo y están muy contentos con nosotros.
    Publicada en www.jerezjondo.com