José Luis Balao

  • José Luis Balao, guitarrista payo, concertista y compositor, conocido mundialmente con su propio nombre artístico de José Luis Balao, nació en Jerez de la Frontera (Cádiz), en el año de 1938, una de las ciudades del flamenco por excelencia, y toma contacto con la guitarra a la temprana edad de los 12 años de la mano de Javier Molina y posteriormente de Rafael del Águila.

    Empieza su vida profesional actuando en ballets y como solista de guitarra por toda España, Oriente Medio, Holanda, Dinamarca y un largo etcétera de países.

    Desde 1978 que regresa a Jerez se dedica a conciertos solistas y a la docencia, con la que sigue aportando grandes guitarristas como: Alfredo Lagos, Javier Patino, Santiago Lara, Pascual de Lorca, Juan Diego, Paco Lara, José Quevedo "El Bolita" , Antonio Higuero y muchos más.


    Premios

    - Primer Premio de la Bienal de Sevilla con el tema "Murmullos de la Alhambra"
    - Bordón Minero de la Unión
    - Concurso Internacional de Guitarra "Festival de Córdoba"
    - Catavino de Oro de La Cátedra de Flamencología


    Entrevista con José Luis Balao en su academia

    En la puerta de su academia, me espera la original estampa de José Luis Balao. A su alrededor se apiñan alumnos de todas las edades con sus respectivas guitarras en mano. Una vez dentro, me hallo en una antigua casa de vecinos que el profesor ha heredado de sus padres y que él ha reconvertido en una romántica fortaleza, cuyos muros intentan retener la música que sale de sus cuerdas. Hay una atmósfera muy especial. Me fijo en las variopintas fotografías que cuelgan en la academia porque lo mismo te puedes encontrar una de Rafael del Águila o de Juan Sebastián Bach, desafiando al tiempo.

    Yo nací en la calle Pizarro de Jerez - me dice el maestro con un tono pausado - hace unos días han derribado aquella casa y he sentido mucha pena.

    Para dialogar con José Luis hay que estar pendiente a recibir mensajes con una alta carga de sentimientos.

    Mi hermano mayor dejaba la guitarra en cualquier sitio y mi curiosidad me hizo abrazar este maravilloso instrumento. Penetré tanto en sus misterios que me atrapó para siempre en un callejón sin retorno.

    Las cosas del azar... ¿y si su hermano se hubiera aficionado al arpa?...

    Prosigue hablando con templanza y ahora mira hacia el techo como buscando recuerdos en sepia.

    Luego, tuve la inmensa fortuna de ser alumno de dos grandes maestros: Javier Molina "El brujo de la guitarra" (señalando una foto del mismo con mucho orgullo) y Rafael del Águila, un personaje muy bohemio que me tenía entre sus alumnos predilectos. Ambos leían música clásica.

    Y Balao aprendió muy bien las lecciones.

    Después del servicio militar comencé una turné por muchos sitios, de los que destacaría Madrid donde le toqué a artistas muy importantes y también recuerdo mi paso por las Isla Baleares.

    En este caso fue una emigración enriquecedora.

    Volví a Jerez, en torno al año 1978 y no era ya conocido por los cantaores de aquí. Para subsistir tuve que emplearme en la guitarra de concierto con la que ofrecía piezas flamencas y algunas clásicas. Por esta razón, me han tildado de guitarrista clásico, que a mi no me molesta, pero antes que nada soy un músico flamenco.

    Ahora comprendo mejor lo de la foto de Bach, junto a tocaores de distintas épocas. José Luis Balao se ha dedicado a la docencia plenamente desde 1979.

    Es un orgullo decir que los dos últimos finalistas en la Bienal de Sevilla han sido alumnos míos.

    Del mismo modo, junto a las clases, sigue componiendo y componiendo con una calidad y velocidad prodigiosas. Cuando voy a despedirme, me enseña otras dos fotos donde los grandes de la guitarra actual le profesan y firman su admiración, como Manolo Sanlúcar o Paco de Lucía. Esto es algo que muy pocos poseen. José Luis es una cátedra de sensibilidades sonoras donde armoniza y combina su gusto por lo flamenco y lo clásico, desde una granaina al Amor Brujo. ¿Será por lo de Javier Molina?
    Publicada en la edición de Jerez del ABC, el 3 de febrero de 2001 por José Maria Castaño.